CATULO CASTILLO (Ana María Navés)
HIJO ´E
TIGRE
Tuvo dos hermanos, Gema quien llegó a ser bailarina del Teatro Colón y Carlos Hugo. Ser el primer hijo, le valió la atención y los desvelos de sus padres, por su futuro. Ovidio Cátulo, como reza su fe de bautismo efectuada 28 años después de su nacimiento, heredó la inspiración poética de su padre.
Este, que se
destacaba como periodista, escritor, poeta, autor de sainetes, dramaturgo y
director de teatro, siempre se preocupó para que Catulín, como lo llamaba
cariñosamente, tuviera una buena educación. Sin embargo, muchas veces, sobre
todo en la adolescencia, su hijo no sólo no se destacaba en el colegio, sino
que era un mal estudiante, con notas bajas.
Su casa
constantemente era visitada por poetas, músicos y payadores como Betinotti, o
Rubén Darío cuando estaba en Buenos Aires
En esa época,
comenzó con estudios de piano y violín, donde tampoco sobresalió pero, a pesar
de eso, muy pronto demostró sus dotes de melodista. Su vasta obra, comenzó con
la colaboración de su padre, donde ambos formaron una dupla en la cual se
complementaban brillantemente; uno con la música y otro con la poesía.
Caminito del
Taller, fue el debut de Cátulo como autor de música y letra, cuando recién
había cumplido diecinueve años. Dos años más tarde, viaja con su padre a Europa
y, en 1931, repiten el viaje de trabajo.
Había nacido
en 1906, en el barrio de Boedo y a los cuatro años, toda la familia tuvo que
exiliarse en Chile, en la ciudad de Valparaíso, debido a las ideas anarquistas
de su padre, José González Castillo.
Creativo y
culto como pocos, amigo de Homero Manzi, Sebastián Piana, Mariano Mores,
Enrique S. Discépolo y Aníbal Troilo, supo aprovechar al máximo la calidad de
esas creativas y lustrosas amistades.
El primer
encuentro con Homero, se dio siendo adolescentes y el motivo fue que al
enterarse que Cátulo era el autor de Organito de la Tarde (tango con el que
había ganado un premio, con letra de su padre y
música suya), le pidió que le pusiera música a una letra que él había
escrito hacía tiempo ya. Ese tango era “El ciego del Violín”, al que luego le
cambiaron el nombre por “Viejo Ciego”. Éste fue el primer tango de Manzi.
Esta amistad
que duró toda la vida, estaba sostenida por tres pasiones compartidas: el
tango, la poesía y el peronismo.
Cátulo
desgranó en sus letras, historias con comienzo, desarrollo y final. Fue
realmente notable su aporte como compositor. Sin embargo, además de su
narrativa fantástica y su síntesis, incluyó metáforas deslumbrantes que
adornaron esas letras.
En su poesía
se conjuga una invisible mezcla de musas escondidas en las esquinas, junto a
duendes que buscan en las calles la esencia del ser. Las charlas filosóficas en
los cafetines, también marcaron el rumbo de su poesía.
Tuvo tiempo
también para practicar boxeo y estuvo a punto de representar a Argentina en las
Olimpíadas de Francia de 1924, como peso pluma.
Como
cuentista, colaboró en el Diario La Prensa durante más de dos años. Como
periodista, trabajó en los diarios El Nacional, El Líder y Última Hora. Fue
secretario, vicepresidente y presidente de SADAIC, continuando con el liderazgo
sindicalista de su padre.
Durante 25
años fue catedrático en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla, donde entró
para enseñar Teoría y Solfeo solamente, pero cuando se jubiló, daba varias
materias.
Al morir su
padre en 1937, se volcó casi exclusivamente a las letras, demostrando que era eso,
en realidad, lo que más lo subyugaba.
Ya alrededor
de 1945, la temática de las letras de sus tangos, dan un vuelco y comienzan a
inclinarse hacia el amor, diferenciándose de la de algunos años atrás, cuando
hablaba de traiciones y dolor.
Comienza una
etapa diferente con tangos románticos como María, donde Aníbal Troilo pone su
sello musical.
El otoño te
trajo, mojando de agonía
tu sombrerito
pobre y el tapado marrón…
eras como la
calle de la melancolía
que
llovía…llovía, sobre mi corazón
María…
la más mía, la lejana
si volviera
una mañana
por las
calles del adiós.
Pero tal vez,
su más grande éxito haya sido “La última Curda”, también con música de Troilo
en 1956. En este tango, expresa su desesperación ante las injusticias de la
existencia. Se refiere, con una filosofía sombría y desesperanzada, al fracaso
del hombre, al alcohol como ayuda para elaborar la pérdida, y al olvido y
abandono de la sociedad.
En una charla
fascinante con el bandoneón, el poeta le confiesa el dolor que causa su sonido
lastimero, cargado de heridas difíciles de cicatrizar…
Esto tiene
que ver, con el momento por el que está atravesando a raíz de la derrota del peronismo, donde pierde todos sus trabajos
y debe sobrevivir con las clases de piano de su esposa…Se recluye en una quinta
en Ezeiza y es ahí donde compone “La
última Curda”
También de
aquella época gris, son Anoche, Perdóname y Una Canción.
Como
escritor, fue autor de varios sainetes y colecciones de poemas. En 1967, se
publica Prostibulario, donde hay un ensayo de Cátulo y Colaboraciones de Pedro
Orgambide y otros. En 1970, publica su
novela” El Romance de Amalio Reyes”, que fue llevada al cine por Hugo del
Carril y dirigida por Enrique Carreras, con el título de “Amalio Reyes, un
hombre”.
Carlos Gardel
grabó Organito de la Tarde (su primer tango con letra de su padre), Caminito
del Taller (el primero con letra y música propias), Silbando y muchos otros.
Pero los
títulos de su autoría, casi cuatrocientos, en colaboración con importantes
músicos de Buenos Aires, han quedado
para siempre en la memoria tanguera.
Caserón de
Tejas, Café de los Angelitos, Tinta Roja, Domani, La Cantina, Se muere de amor,
Mensaje a la que le puso letra, son algunos integrantes de esa larga lista.
Hoy que no
estoy/como ves, otra vez con un tango/que no puedo gritar…/yo, que no tengo tu
voz/yo, que no puedo ya hablar…
En abril de 1975, Cátulo Castillo recibe el
Premio Anual Fondo Nacional de las Artes correspondiente al año anterior.
Unos meses
después, cumpliéndose el vaticinio recibido algunos años atrás, se recrea la
letra de su tango Desencuentro; pero esta vez, es con la vida. Su esposa
pretende despertarlo de la siesta con un matecito, pero no lo consigue…
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