CORONAVIRUS Y COHERENCIA.

13 demarzo de 2020.

Hoy, mientras escucho la lluvia que repiquetea sin parar y me acompaña, me siento obligada a compartir con Uds. lo que pienso y siento, acerca de un tema tan caliente y preocupante como es esta pandemia que nos ha invadido.
Como milonguera, instructora de tango y por sobre todas las cosas escritora acerca de mi pasión tanguera, tengo la ventaja de lograr una mirada ampliada o mejor dicho, desde diferentes puntos de vista sobre este tema.
Le hemos declarado la guerra a este virus que como resultado final, como en cualquier guerra, dejará unos cuantos sobrevivientes y otros que no alcanzarán a serlo. No es una exageración, simplemente lo que me hace decir esto, son los resultados que tengo a la vista por todos conocidos, de países como China, Japón, Corea de Sur, Italia, España y Alemania.
Ninguno de ellos ha logrado, a pesar de su floreciente economía y con los últimos adelantos tecnológicos volcados al cuidado de la salud, ganar esta batalla que tiene fecha de terminación impredecible. 
En la Argentina, estamos transitando un verano con temperaturas elevadas y ésta es la razón que respalda los pocos casos de infectados (todavía) y que hasta ahora son de argentinos que viajaron a Europa y volvieron con el virus en el bolsillo. Pero solo dentro de 2 meses, entraremos en el invierno y debemos estar preparados ya que, con toda seguridad, los números van a cambiar.
Es aquí donde desde mi lugar, veo la incoherencia y el desprecio de mucha gente, que minimiza esta pandemia que ya se ha llevado muchas vidas.
En Buenos Aires, algunos organizadores de milongas han decidido cerrarlas (no todos), teniendo en cuenta el riesgo de contagio durante un lapso de 15 días.¿15 días? ¿O es que alguien piensa ingenuamente que en una quincena esta guerra termina?
Seamos coherentes y sobre todo responsables.
Tenemos bien claro que el abrazo del tango es, junto con el placer del baile, irreemplazables y necesarios para todo milonguero que se precie de tal y eso nadie lo discute. Sin embargo hoy, bailar en una milonga es la forma más segura de contagio; podemos estar muy confiados bailando con ese señor al que conocemos desde hace mucho tiempo, ignorando con quiénes él estuvo bailando los días anteriores.
Por suerte llegó la prohibición gubernamental obligando al cierre de lugares bailables para que, a regañadientes, "todos" cierren sus milongas.
¿Serán para ellos más importantes las ganancias que la vida? O será que ignoran que sin vida no existen ganancias?
                                                                        A.M.N.

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