EL GRAN VIRULAZO.
Artículo publicado en la revista Punto Tango.
¡COMO LE GUSTABA
BAILAR!
Hijo de una mujer vasca y un italiano que se
separaron cuando él era muy chico, fue criado por sus abuelos. Había nacido en
una casita humilde en San Justo y los chicos del barrio lo llamaban el Vasco.
Su niñez fracturada a destiempo, continuó con
una adolescencia triste y sin promesas futuras que
cursó
entre quinieleros, los jilgueros que cazaba con las tramperitas en el patio
trasero de la casa y las bochas, ese juego que le encantaba. Jugaba siempre por
plata y un vecino que lo alentaba, le había cambiado el apodo por el de Virulazo.
Trabajó desde muy chico haciendo todo lo que le
permitía su segundo grado de primaria, ya que hasta ahí había llegado en su
educación: fue peón del ferrocarril, lustró zapatos, vendió los artículos más
extraños en las esquinas y en medios de transporte, y hasta hizo viajes a Entre
Ríos cuando fue más grande, para comprar pelo y revenderlo en Buenos Aires, en
las fábricas de pelucas. Fue peón en el matadero y matarife después.
¡Pero cómo le gustaba bailar! Bailaba desde los
trece, cuando en una fiesta de familia, bailó con su madre por primera vez y
todos lo aplaudieron. Claro, era muy chico y bailaba muy bien; eran realmente
merecidas las felicitaciones.
De ahí en adelante, su más grande pasión fue
recorrer todos los clubes de Mataderos, La Tablada y San Justo bailando, hasta
que un día, años después, interceptan sorpresivamente su camino, Carlos Acuña y
Celedonio Flores, en el Club Nueva Chicago. Estos, al verlo bailar, al observar
sus movimientos, quedan admirados de su prestancia y lo recomiendan al dueño de
La Armonía, un lugar emblemático en la calle Corrientes y es ahí, donde
consigue su primer trabajo como bailarín.
A partir de allí, llegan otros ofrecimientos,
otros contratos, entre ellos, el Tabarís y el Chantecler. Ya en 1952, con
veintiséis años cumplidos, la famosa fábrica de chocolates Aguila, organiza un
concurso nacional, donde se presentan 157 parejas.
Él se inscribió a pesar de comentar como una
chanza, que los chocolates eran cosa de maricones y ganó el concurso, bailando
junto a su esposa Aída.
Ese fue el momento que marcó un antes y un
después en su vida, ya que fue el comienzo de una seguidilla de giras y
contrataciones, señalando el comienzo de su profesionalismo.
En el año 1957, se separa de su esposa Aída y
casi dos años después, se produce el encuentro inesperado con la que había sido
su primera novia: Elvira Santamarina. La ve pasar adentro de un colectivo y la
reconoce inmediatamente; bastó sólo eso para que no se separaran más.
En la década del sesenta, el tango entró a
desfallecer y, tanto en radio como en TV, sólo se escuchaba rock y otros ritmos
dentro del programa “La cantina de la guardia nueva” primero y “El
club del clan”, después. Aunque resulte difícil
creer, esa revolución nuevaolera es la que se comió al tango, el que quedó
desangrándose durante unos cuantos años.
Todavía en los años setenta, aparecieron
esporádicamente algunas giras, pero no más que eso.
Así continuó ese tiempo, donde la vida para los
tangueros fue muy dolorosa, donde no solamente no podían vivir del tango, sino
que ni siquiera tenían dónde ir a bailar. Las orquestas iban desapareciendo
poco a poco porque nadie las contrataba, y el tango se escuchaba en algunos
reductos, luchando por no desaparecer.
A comienzos de los años ochenta, ya con cinco
hijos y varios nietos en su haber, Virulazo decidió no apostar más al tango y
buscar un trabajo seguro porque la cosa iba de mal en peor, ya que con lo único
que se habían mantenido en los últimos años, era levantando juego clandestino
él y Elvira.
Sin embargo, justo en ese momento donde se
estaba dando por vencido, aparecen en su vida Segovia, Orezzolli y la idea de
Tango Argentino.
Según palabras de Claudio Segovia, Virulazo y
Elvira fueron los representantes máximos de la milonga en Tango Argentino.
A veces, cuando la pareja aparecía en escena,
el público esbozaba algunas sonrisas porque no podían imaginar a un milonguero
con más de 120kg. de peso, pero cuando empezaban a bailar, parecía que la gente
entraba en trance para terminar aplaudiéndolos con verdadera admiración.
Con Tango Argentino y sus presentaciones
internacionales, pudo convertirse en amigo de gloriosas figuras del ambiente artístico como Anthony Queen,
Robert Duval, Madonna, etc. Y con Henry Kissinguer, ante quien se negó a bailar
ad honorem, antes de conocerlo. Barishnicov y Nureyev, fueron otros grandes de
la danza, que lo admiraron
profundamente.
A pesar de esto, él no cambió jamás sus actitudes ni sus costumbres y vivió
siempre en su chalecito de San Justo. Le regaló una casita a cada uno de sus
hijos y comenzó a cambiar su vida y la de Elvira.
Fue primero consagrado en la milonga, y
aceptado y elogiado por los milongueros. Luego, reconocido por todas las
instituciones de tango que le otorgaron condecoraciones y nombramientos, sin
que por eso se sintiera mejor que otros, aunque lo era.
La Academia Nacional del Tango, lo guarda entre
sus Académicos de Honor, como fiel representante de nuestra cultura
tanguera, distinción que tomó con la misma displicencia que a sus
éxitos en Broadway, Tokio, París y Venecia.
Siempre se definió como un milonguero
totalmente separado del hecho artístico que, sin embargo, logró su notoriedad
arriba de los escenarios.
Todo estaba muy bien a su alrededor aunque le
había estado haciendo gambetas a su enfisema, provocado por los tres paquetes
de cigarrillos que fumaba diariamente. Finalmente, la parca terminó visitándolo
el 2/VIII/90 en horas de la madrugada, en una cama de hospital, haciéndole un
favor a ese cuerpo inmenso, al que ya le pesaba la vida.
Ana María Navés.
Si sres un grande que siempre mantuvo la humildad y que me los cruzaba todos los días en algún comercio del barrio,de hecho vivía a la otra cuadra de mi casa cerca de la emblemática panadero de la calle pampa! Todavía recuerdo cuando fue todo un acontecimiento esa nochecita que llegó Robert Duval al barrio,no lo podíamos creer,semejante figura internacional,en el barrio! Salió a saludar a todos los que estabamos ahí y luego entro a ese humilde chalecito que se menciona en la nota! No recuerdo las fechas,era chica,pero sin duda quedó grabada en mis recuerdos! Gracias por la nota,por recordar una pareja de grandes artistas que tuve el placer de conocerlos! Gente de barrio,pero que pareja!
ResponderEliminarHola Karina La Regina, gracias por tu comentario. ¡Cómo me hubiera gustado conocer a esa pareja!
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