ENTREVISTA A FERNANDA JAPAS Y ALBERTO SENDRA
Enrevista publicada en Punto Tango.
UN BRILLO DIFERENTE
Algunas madres, algunas veces, comulgan con la
actitud sobreprotectora y quizás no del todo conveniente, de pretender promover
actitudes o influir en decisiones que les correspondería tomar a sus hijos.
Pero bueno, la excusa esgrimida es el amor
incondicional que le profesan a la descendencia. Es así, que quizás provoquen
situaciones que, de no haber intervenido, no hubiesen ocurrido jamás.
En este caso en particular, las consecuencias
provocadas por esa influencia maternal, tuvieron resultados además de
imprevisibles, buenísimos. Una madre con fuertes deseos de que su hija cambie
el contexto de su realidad presente, acciona la máquina de la obstinación
cargada de energía, hasta conseguir su propósito.
Así fue como, esta madre que estaba aprendiendo
a bailar tango, consigue hacer que su hija que ya bailaba muy bien, la
acompañara a su clase para presentarle
al profesor.
Con este encuentro premeditado, ella pretendía
convencerlo de que su hija, podía llegar a ser la compañera ideal para bailar y
enseñar.
La historia comienza cuando, al final de la
clase, esa chica sin entusiasmo ni interés alguno, baila un tango con el
profesor, sólo para darle el gusto a su
mamá.
Ella relata cómo, una sensación de plenitud y
armonía sin igual, la invadió con los primeros compases de aquel tango. Era
algo que no alcanzaba a entender, pero que se daba cuenta que le estaba
sucediendo por primera vez.
Dice que nunca supo qué fue; si la música, la
conexión que se produjo al instante, o el enigma inquietante del abrazo. De ese
abrazo que, en mayor o menor grado implica, indefectiblemente, un vínculo más o
menos corto, o más o menos profundo, entre la pareja. Ese abrazo que en la inconsciencia
absoluta, modifica substancialmente algunas creencias, costumbres y formas de
pensar, ése que da sorpresas y motiva el sentir de la gente.
Ese mismo abrazo que, con la percepción que
produce, suscita actitudes diferentes y sensaciones incontrolables y fascinantes, para quien la siente por
primera vez.
Cuando una pareja se funde en el abrazo del
tango da lugar, invariablemente, al nacimiento de percepciones de toda índole,
que aprueban o desaprueban el encuentro, descubren sensaciones escondidas y
sacan a la luz fantásticas muestras sensoriales, desconocidas y lejanas hasta
entonces.
La percepción es el comprender o darse cuenta
que algo, conocido o no, está sucediendo. La concepción, contiene un alto grado
de actividad mental y de creatividad, obra de la imaginación.
Todo eso mezclado, fue lo que esa chica recibió
de golpe, en su alma, y lo pudo transmitir al otro.
A partir de allí, Fernanda Japas comenzó junto
a Alberto Sendra, el profe de su mamá, una etapa de proyectos para dar clases y
exhibiciones en diferentes lugares que
todavía hoy, después de casi doce años, continúa.
El primer lugar donde comenzaron a dar clases
juntos, fue un restorán en Lomas de Zamora, llamado Pizza Banana. Después de
eso, fueron apareciendo más lugares y también muchas propuestas para bailar en
milongas y en sitios que se caracterizan por brindar shows a turistas, sedientos
del embrujo del tango y hambrientos del
calor incomparable del abrazo.
En todo este tiempo, hicieron varias giras a
Uruguay y al sur de Brasil. Las clases de los martes en Gricel son ya emblemáticas,
teniendo en cuenta que las dan desde hace doce años ininterrumpidamente y son
tan valoradas, que sus alumnos extranjeros, regresan a visitarlos y a tomar
clases, todos los años. Esto ya se hizo una costumbre que, por ser tal, quizás
pase desapercibida.
Algo parecido pasa con las clases de la calle
Independencia donde, desde hace ocho años, sus alumnos vuelven una y otra vez.
Alberto, que habla muy poco pero confirma
absolutamente todo lo que cuenta Fernanda, asintiendo con movimientos
imperceptibles de su cabeza, me dice: la realidad es que la mayoría de nuestros
alumnos, terminan siendo nuestros amigos.
Un instante después, un brillo diferente y una
sonrisa, aparece en la mirada de la dicharachera Fernanda. Considera que ha
llegado la hora de darme la noticia y me cuenta que, en junio, Europa los
espera.
Sí, es la primera gira al viejo continente, que
los tiene desvelados y no lo saben ni lo quieren disimular. Es un
acontecimiento que no pueden minimizar.
Ambos están seguros de que es éste, el momento
propicio para ese viaje y se alegran de haber sabido esperar. Recorrerán
Bruselas, París y Lyon durante un mes y medio, dando clases y exhibiciones en
muchos lugares, y se reencontrarán con viejos afectos que hace tiempo no ven y
los esperan ansiosos.
¿Qué más se puede pedir? dicen.
Pareciera ser que este invierno, a pesar del
frío, les llega lleno de positividad y buenas ondas que, seguramente, ellos
merecen desde hace tiempo…
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