JUAN LENCINA, TE RECUERDO.
Con Juancito Lencina, un amigo de verdad, el milonguero más milonguero.
El que supo ganarse la admiración y el cariño de todos. De todos, argentinos y extranjeros. Con un corazón inmenso, consolaba a quien lo necesitara, contenía a quien se lo pidiera, protegía al que veía indefenso. Brillante en sus pensamientos y fiel con sus amigos.
Y bailando ¡no hablemos de cómo bailaba!. Era un placer incomparable bailar con él, era remontarse a las nubes y quedarse allí, deleitándose.
Por eso el día que se fue, nos dejó un dolor infinito que aprendimos con el tiempo a soportar.
Sin embargo sigue estando detrás de un cortinado rojo, a la entrada de las milongas, recibiéndonos con ese abrazo entrañable de amigo del alma.
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